Estudios
radiológicos para detectar una metástasis
en los huesos:
Radiografías:
Durante
la clasificación por etapas o el seguimiento de
un cáncer, es posible obtener radiografías
de los huesos, las cuales pudieran mostrar evidencias
de la extensión de la enfermedad a uno o varios
huesos. La mayoría de las metástasis en
los huesos disuelven algunos de los minerales que contiene
el hueso, lo que disminuye su densidad. Éstas se
llaman metástasis osteolíticas o líticas,
y se ven en las radiografías como una cavidad oscura
dentro de la imagen blanco-grisácea del hueso.
Algunos tumores cancerosos, en especial los de la próstata,
causan metástasis osteoblásticas o blásticas
que hacen que el hueso se vea más denso. En las
radiografías, éstos aparecen como manchas
más blancas que el hueso circundante. En las radiografías
también se pueden diagnosticar las fracturas de
huesos debilitados por las metástasis.
Examen
óseo mediante radionúclidos:
Este
procedimiento ayuda a mostrar la extensión de un
cáncer a los huesos. El paciente recibe una inyección
de material radiactivo llamado disfosfonato de tecnecio.
La inyección, en sí, es la única
parte desagradable de todo el procedimiento. La dosis
de radiactividad utilizada es baja, en comparación
con las dosis mucho más altas empleadas en la terapia
de radiación, y este bajo nivel de radiación
no causa efectos secundarios. La sustancia radiactiva
es atraída por las células óseas
enfermas en todo el esqueleto. Las áreas enfermas
del hueso aparecen en la imagen del examen como zonas
densas, de color gris, llamadas "puntos radiactivos".
Estas áreas pueden sugerir la presencia de un cáncer
metastásico, pero la artritis, una infección
y otras enfermedades de los huesos también pueden
dar lugar a un patrón similar. Para poder diferenciar
estas condiciones, el equipo de atención del cáncer
puede utilizar otros estudios radiológicos, o hacer
biopsias de hueso. Los exámenes óseos pueden
descubrir las metástasis antes que las radiografías
ordinarias, y son útiles para detectar inicialmente
las metástasis en los huesos, así como para
observar la respuesta de éstas a los tratamientos.
Tomografía
computarizada:
Conocida
comúnmente como TAC, esta prueba utiliza una máquina
giratoria de rayos X para tomar una serie de radiografías
del cuerpo desde numerosos ángulos. Una computadora
combina la información procedente de todas las
radiografías para producir una imagen transversal
detallada. Para destacar los detalles de la tomografía
computarizada, puede inyectarse un colorante inocuo (que
no causa daño) en una vena antes de tomar las radiografías.
A menudo, las tomografías computarizadas son útiles
para diagnosticar metástasis en los huesos en el
hombro, la pelvis y la columna vertebral.
Estudios
radiológicos de resonancia magnética:
Este
procedimiento utiliza grandes magnetos y ondas radiales,
en lugar de radiación, para producir imágenes
de los órganos internos generadas por computadora.
Estas imágenes son muy similares a las que se obtienen
con una tomografía computarizada, pero son más
detalladas. Los estudios radiológicos de resonancia
magnética resultan especialmente útiles
para determinar si las metástasis en los huesos
de la columna vertebral están dañando la
médula espinal.
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