¿Cómo
se trata el cáncer de tiroides?
Una
vez hallado un cáncer de tiroides, su médico
discutirá con usted las opciones de tratamiento
posibles. Es importante que se tome su tiempo para considerar
cada una de ellas. Al seleccionar un plan de tratamiento,
los factores a considerar incluyen el tipo de cáncer
y la etapa en la que se encuentra, así como el
estado general de salud. A veces es una buena idea buscar
una segunda opinión. Algunas compañías
de seguros incluso requieren una segunda opinión
antes de acceder a pagar ciertos tratamientos. Una segunda
opinión puede proporcionar más información
y tal vez le ayude a sentir más confianza en el
plan de tratamiento seleccionado.
Los
métodos terapéuticos para el cáncer
de tiroides incluyen cirugía, tratamiento con yodo
radiactivo, terapia con hormona tiroidea, radioterapia
con rayo externo y quimioterapia. La mejor modalidad de
manejo en general implica el empleo de dos o más
de estos métodos, curándose de esta forma
la mayoría de los pacientes con cáncer tiroideo.
Si la curación no es posible, el objetivo será
extirpar o destruir la mayor cantidad posible del cáncer
e impedir que el tumor crezca, se extienda o retorne,
durante el máximo de tiempo posible. A veces, el
tratamiento es paliativo (alivia los síntomas,
como dolor o problemas para respirar y tragar), aun cuando
no sea posible lograr la curación.
Cirugía:
La cirugía es el principal tratamiento para todos
los tipos de cáncer de tiroides y se utiliza en
casi todos los casos. Cuando los estudios de aspiración
con aguja fina indican un cáncer de tiroides o
son sugestivos de esta enfermedad, el paciente será
operado para extirpar el tumor y la mayor parte o toda
la glándula tiroides normal presente. Como el cáncer
papilar a menudo es multifocal (presente en ambos lados,
derecho e izquierdo, de la glándula) y debido a
que el cáncer folicular es más agresivo,
la mayoría de los cirujanos extirpará casi
toda la glándula. Esta operación es llamada
tiroidectomía subtotal o casi total. Sólo
en el caso de cánceres papilares de menos de 1
cm (alrededor de 1/2 pulgada), sin signos de extensión
más allá de la glándula tiroides,
el cirujano realizará una lobectomía (sólo
extirpará el lado afectado). Cuando el cáncer
se ha extendido más allá de la glándula
tiroides, siempre se utiliza la cirugía para reducir
el volumen tumoral (extirpar la mayor cantidad posible
de cáncer) que se ha extendido al cuello. Esto
se realiza, especialmente, para los cánceres medulares
y los anaplásicos.
Como
el cáncer de tiroides se puede propagar hacia los
ganglios linfáticos cercanos, puede ser necesario
extirparlos. A veces, sólo se extirpan uno o dos
ganglios agrandados que se estima podrían estar
afectados por el cáncer. Con mayor frecuencia,
se eliminan varios ganglios cercanos a la tiroides en
una operación llamada disección del compartimiento
central del cuello. La extirpación de más
ganglios linfáticos, incluyendo los cervicales
laterales, se llama disección modificada del cuello.
Por
lo general, el paciente recibirá anestesia general
y estará "dormido" durante estas operaciones.
Los pacientes suelen estar en condiciones de abandonar
el hospital entre 3 y 7 días después de
la operación. Las complicaciones probables de la
cirugía de la glándula tiroides son ronquera
temporal o permanente, o pérdida total de la voz
(si los nervios de la laringe son dañados durante
la operación), daño de las glándulas
paratiroides (pequeñas glándulas cercanas
a la tiroides que ayudan a regular los niveles de calcio
en la sangre), sangrado excesivo e infecciones de la herida.
Cuando se extirpa la mayor parte de la glándula
tiroides, el paciente deberá tomar píldoras
de hormona tiroides después de la operación.
Esto no es una complicación -forma parte de la
estrategia de manejo de los cánceres tiroideos.
<<
anterior/siguiente
>>