La
radioterapia:
Es
el tratamiento con rayos de alta energía (como
los rayos X) que sirven para aniquilar o achicar las células
cancerosas. La radiación puede provenir desde afuera
del cuerpo (radiación externa) o desde materiales
radiactivos colocados directamente dentro del tumor (radiación
interna o de implante). La radiación externa se
puede administrar de la misma manera que los rayos X que
se usan para encontrar un hueso roto.
La
radiación externa es el tipo usado con mayor frecuencia
para la metástasis en los huesos. El objetivo del
tratamiento es aliviar los síntomas. Otra manera
de aliviar el dolor de los huesos es al inyectar una sustancia
como el estroncio-89 (Metastron) en una vena. La sustancia
es atraída a las áreas del hueso que contienen
cáncer. La radiación de estas sustancias
mata a las células cancerosas y por lo tanto alivia
el dolor. Este método es especialmente útil
cuando el cáncer se ha propagado a muchos huesos.
Se ha usado en los hombres con cáncer de la próstata
que se ha propagado a los huesos.
La
cirugía:
Para
la metástasis en los huesos se hace para aliviar
los síntomas, más que para intentar curar
el cáncer. Cuando se propaga el cáncer a
los huesos puede causarles debilidad y rompimiento. El
tiempo de curación puede ser mayor. Una operación
practicada para reforzar el hueso con una varilla metálica
puede prevenir las fracturas. Si el hueso ya está
roto, la cirugía puede aliviar el dolor y ayudar
a la persona a que vuelva a sus actividades cotidianas.
Si
el paciente no puede aguantar la operación, se
puede usar un yeso para reducir el dolor y habilitar a
la persona para que pueda abandonar la cama.
Los
bisfosfonatos:
Son
medicamentos que se usan a veces para tratar a las personas
cuyo cáncer se ha propagado a los huesos. Estos
medicamentos ayudan a disminuir el dolor y a retardar
el daño que causa el cáncer en los huesos,
a rebajar los altos niveles de calcio en la sangre y a
disminuir el riesgo de fractura de huesos.
Hasta
ahora se han usado estos medicamentos para tratar a los
pacientes con cáncer del seno o para tratar a pacientes
con un tipo de cáncer que comienza en la médula
ósea (mieloma múltiple). Se está
estudiando su uso para otros tipos de cáncer.
Los
efectos secundarios comunes que acompañan a estas
medicinas incluyen cansancio, fiebre, náusea, vómito,
bajo recuento de células sanguíneas y dolor
en los huesos o articulaciones. No obstante, el propio
cáncer u otras medicinas que toman los pacientes
igualmente podrían causar estos efectos. Hay maneras
para prevenir o disminuir los efectos secundarios, así
es que asegúrese de decirle a su médico
o enfermera sobre los problemas que le acaecen.
Si
usted sufre de dolor en los huesos por metástasis
es importante hablar con su médico. Hay maneras
seguras y eficaces de tratar el dolor. Algunas personas
temen que las medicinas contra el dolor les causen adicción
o somnolencia. De hecho, la adicción ocurre poco
y la somnolencia se puede controlar. El estar libre del
dolor permite a las personas continuar con las actividades
que son importantes para ellas.
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