Carcinoma
folicular y de células de Hurthle:
Etapas
I-IV:
La mayoría de los médicos recomiendan la
tiroidectomía casi total con examen de los ganglios
linfáticos y extirpación de aquéllos
en los que se sospecha (por su agrandamiento) que contienen
cáncer de tiroides. Si la enfermedad se ha propagado
a los ganglios linfáticos se puede efectuar una
disección de cuello modificada (extirpación
quirúrgica de los ganglios cervicales).
Después
de la cirugía se debe realizar una gammagrafía
con yodo radiactivo y los pacientes con metástasis
en las que se demuestra captación de yodo deben
ser tratados con yodo radiactivo. La propagación
a distancia puede requerir tratamiento con radioterapia
con rayo externo o quimioterapia cuando las metástasis
no responden al yodo radiactivo.
Carcinoma
anaplásico:
Etapa
IV:
(nota: todos los cánceres tiroideos anaplásicos
son clasificados como etapa IV.) La extensión local
a estructuras esenciales en el cuello (vía aérea,
arterias, nervios, etc.) es responsable de la mayoría
de las muertes por este tipo de cáncer de tiroides.
Por lo tanto, el objetivo de la cirugía es extirpar
el máximo posible de tejido canceroso en el área
del cuello. Se puede utilizar radioterapia con rayo externo,
sola o combinada con quimioterapia para tratar el cáncer
residual en el cuello o la propagación a distancia.
Carcinoma
tiroideo medular:
Etapas
I y II:
La tiroidectomía total es el tratamiento principal
para este tipo de cáncer y a menudo cura a los
pacientes con carcinoma tiroideo medular en etapas I o
II. También deben ser extirpados los ganglios linfáticos
regionales. Se administra hormona tiroidea porque, después
de la tiroidectomía total, el paciente no podrá
producir esta importante hormona. Aunque este tratamiento
con hormona tiroidea reduce el riesgo de recurrencia del
cáncer papilar y folicular, no disminuye el riesgo
de recurrencia de cáncer tiroideo medular. Para
este tipo de cáncer no se utiliza el yodo radiactivo.
Etapas
III y IV:
La cirugía es la misma que para las etapas I y
II, posteriormente se administra hormona tiroidea. Puede
ser necesario realizar cirugía adicional, radioterapia
o quimioterapia para tratar la enfermedad recurrente en
el cuello o en otras localizaciones.
Si
a usted le informan que padece un carcinoma tiroideo medular,
aun cuando sea el primer miembro de su familia en quien
se diagnostica esta enfermedad, pídale a su médico
asesoramiento genético y la realización
de estudios genéticos.
Con
estos últimos sus hijos, hermanos y hermanas, podrán
ser estudiados para determinar si son portadores de la
mutación que produce las formas hereditarias de
la enfermedad. Debido a que casi todos los portadores,
tanto niños como adultos, con estudios genéticos
positivos desarrollarán un cáncer medular
de tiroides en algún momento, los médicos
en general coinciden en que, para prevenirlo, es necesario
realizar una operación de la glándula tiroides
poco tiempo después del estudio en los adultos
y entre los 5 y los 7 años de edad en los niños.
La cirugía puede prevenir este cáncer en
portadores que aún no lo han desarrollado. Además,
los pacientes que padecen los síndromes de neoplasia
endocrina múltiple tipos 2a y 2b con frecuencia
desarrollan tumores suprarrenales llamados feocromocitomas.
Todos
los miembros de una familia que están siendo evaluados
por estos síndromes deben ser estudiados para detectar
estos tumores suprarrenales.
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