Tratamiento
con hormona tiroidea:
Después de la cirugía de la glándula
tiroides el cuerpo ya no puede fabricar la hormona que
necesita, por lo tanto todos los pacientes deben tomar
tabletas de hormona tiroidea para reemplazar la pérdida
de la glándula. La función tiroidea normal
es regulada por la glándula pituitaria. Ésta
produce una hormona conocida como hormona estimulante
de la tiroides (TSH), que induce la elaboración
de hormona tiroides en una glándula tiroides normal.
La TSH también promueve el crecimiento de esta
glándula y, probablemente, de sus células
cancerosas. Los estudios demostraron que la evolución
de los pacientes con cáncer de tiroides es mejor
cuando los niveles sanguíneos de TSH son muy bajos.
La hormona tiroidea también puede ser utilizada
para reducir los niveles de TSH en la sangre. Por esta
razón, todos los pacientes con cáncer tiroideo
son tratados con hormona tiroidea y, en la mayoría
de ellos, la misma es utilizada para mantener bajos los
niveles de TSH. El tratamiento supresivo con hormona tiroidea
es seguro y sus efectos secundarios son escasos.
Radioterapia
con rayo externo:
La radioterapia con rayo externo utiliza rayos (o partículas)
de alta energía para destruir las células
cancerosas y retrasar su crecimiento. Un haz de radiación
cuidadosamente enfocado es transmitido desde una máquina
que se encuentra fuera del cuerpo. En general, este tipo
de tratamiento con radiación no es utilizado para
los cánceres que captan yodo y que, por lo tanto,
pueden ser tratados con mayor eficacia con yodo radiactivo.
Si los cánceres no responden a esta última
forma de tratamiento, se puede utilizar la radioterapia
con rayo externo para tratar las recurrencias locales
en el cuello o las metástasis a distancia que causan
dolor u otros síntomas.
El
mayor inconveniente de este método es que la radiación
puede destruir el tejido sano cercano junto con las células
cancerosas. Algunos pacientes experimentan cambios en
la piel similares a una quemadura solar, pero éstos
desaparecen lentamente. El cansancio es otro efecto secundario
potencial de la radioterapia con rayo externo. Para reducir
el riesgo de efectos secundarios, los médicos calculan
la dosis necesaria con exactitud y dirigen el rayo al
blanco con la máxima precisión posible.
La radioterapia con rayo externo en general se lleva a
cabo con tratamientos de cinco días por semana
durante unas seis semanas.
[Vea el video sobre:
la bomba de cobalto y el accelerador
lineal]
Quimioterapia:
La quimioterapia utiliza medicamentos anticancerosos que
son inyectados en una vena o en un músculo o son
ingeridos por vía oral. A menudo se utilizan dos
medicamentos o más porque uno de ellos puede reforzar
el poder del otro. La quimioterapia es un tratamiento
sistémico, es decir, que el medicamento ingresa
al torrente sanguíneo y circula por todo el organismo
(a través de todo el sistema) para llegar y destruir
a las células cancerosas.
Estos
medicamentos destruyen las células cancerosas,
pero también pueden dañar a algunas células
normales. El médico debe mantener un delicado equilibrio
en las dosis de quimioterapia, de manera que las mismas
sean lo suficientemente poderosas para destruir las células
cancerosas pero no tanto como para dañar a muchas
células normales. A veces es necesario internar
al paciente para controlar el tratamiento y sus efectos
secundarios.
Los
efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo
de medicamentos, de la dosis suministrada y de la duración
del tratamiento. Los efectos secundarios temporales podrían
ser náuseas y vómitos, pérdida de
apetito, caída del cabello y úlceras en
la boca. Como la quimioterapia puede dañar las
células de la médula ósea que elaboran
la sangre, algunos pacientes pueden tener niveles bajos
de glóbulos rojos y blancos y plaquetas en la sangre.
Esto puede aumentar el riesgo de infección (por
disminución de los glóbulos blancos), sangrado
o hematomas después de cortaduras o heridas leves
(por disminución de las plaquetas) y cansancio
por disminución de los glóbulos rojos. La
mayoría de los efectos secundarios desaparecen
cuando finaliza el tratamiento. Si usted presenta efectos
secundarios, los profesionales de la salud que atienden
su caso podrán implementar medidas para aliviarlos.
Por ejemplo, se podrán indicar medicamentos antieméticos
para reducir las náuseas y los vómitos.
La
quimioterapia no es muy eficaz contra el cáncer
tiroideo, aunque a veces es utilizada cuando los tumores
ya no responden a los otros tratamientos preferidos.
Los
cánceres papilares y foliculares han sido tratados
con el medicamento doxorrubicina (Adriamycin), solo o
combinado con otros agentes, obteniéndose algunas
respuestas. En casos de carcinoma tiroideo medular metastásico,
se han utilizado doxorrubicina o dacarbazina con cierta
respuesta. La doxorrubicina también ha sido utilizada
junto con radioterapia para tratar el cáncer tiroideo
anaplásico, pero los resultados han sido malos.
Estudios clínicos que se están desarrollando
actualmente están investigando el paclitaxel para
el tratamiento del cáncer tiroideo anaplásico.
Algunos linfomas tiroideos deben ser tratados con las
mismas combinaciones de medicamentos utilizados comúnmente
para el tratamiento de los linfomas que se desarrollan
en los ganglios linfáticos.
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