La
forma más común de administrar radiación
a una metástasis en los huesos es emitiendo un
haz de radiación desde una máquina situada
fuera del cuerpo. Esto se conoce como radiación
de rayos externos. A fin de reducir el riesgo de los efectos
secundarios, los médicos determinan cuidadosamente
la dosis exacta, y dirigen el rayo con la mayor precisión
posible hacia el objetivo. En ocasiones, la terapia de
radiación de rayos externos para la metástasis
en los huesos se administra en una sola dosis. En otros
casos, la radiación se administra en tratamientos
múltiples durante varios días o semanas.
La radiación de rayos externos es una opción
excelente para aquellos pacientes con una o varias metástasis
que están manifestando síntomas. El tratamiento
de casos con numerosas metástasis diseminadas por
todo el cuerpo es más difícil, pero algunos
pacientes pueden beneficiarse de la terapia de radiación
dirigida a toda la mitad superior o inferior del cuerpo.
Unas semanas más tarde, puede tratarse la otra
mitad del cuerpo.
Otro
método para administrar radiación consiste
en implantar (colocar) varillas de metal o pequeñas
pastillas, que contienen materiales radiactivos dentro
o cerca del cáncer. Este método se llama
radiación interna, radiación intersticial
o braquiterapia.
Este
método es útil para tratar algunos tumores
cancerosos primarios y algunas metástasis, pero
no se emplea con frecuencia para tratar las metástasis
en los huesos.
Los
radiofármacos son sustancias radiactivas que se
utilizan para el tratamiento del dolor en los huesos causado
por el cáncer metastásico. Estas se inyectan
en una vena, y son atraídas a aquellas áreas
del hueso donde hay cáncer. El estroncio 89 (Metastron)
es el radiofármaco de uso más frecuente
para la metástasis en los huesos, aunque también
existen otros, tales como el samario 153, el renio 186
y el renio 188. La radiación que emite el radiofármaco
destruye las células cancerosas y alivia el dolor
causado por las metástasis en los huesos. Si el
cáncer se ha extendido a numerosos huesos, este
método es mucho mejor que tratar de dirigir la
radiación de rayos externos a cada uno de los huesos
afectados. En algunos casos, el radiofármaco se
usa junto con la radiación de rayos externos dirigidos
a las metástasis en los huesos más dolorosas.
Este
método ha ayudado a muchos hombres con cáncer
de próstata, pero su uso para otros tipos de cáncer
no está tan bien documentado.
Tratamiento
quirúrgico de las metástasis en los huesos:
Aunque la cirugía para extirpar un tumor primario
(que se haya originado en el hueso) a menudo se lleva
a cabo con la intención de lograr la curación
del paciente, el objetivo de tratar quirúrgicamente
una metástasis en los huesos consiste en paliar
(aliviar) los síntomas. La metástasis en
los huesos puede debilitar los huesos, dando lugar a fracturas
que suelen sanar con mucha dificultad. Una operación
para reforzar el hueso con una varilla de metal puede
evitar algunas fracturas y, en caso de que el hueso ya
esté fracturado, puede aliviar rápidamente
el dolor, ayudando al paciente a reintegrarse a sus actividades
habituales. El tratamiento quirúrgico de las metástasis
situadas cerca de la médula espinal o de los nervios
mayores puede prevenir o aliviar síntomas tales
como la parálisis y el dolor intenso. Si el paciente
no puede someterse a una cirugía para reforzar
un hueso afectado por una metástasis (debido a
su precario estado de salud general, a otras complicaciones
de los tumores cancerosos, o a los efectos secundarios
de otros tratamientos), un vendaje enyesado puede ayudarle
a reforzar los huesos de la pierna, a fin de aminorarle
el dolor y que no tenga que quedarse en cama.
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