Bisfosfonatos:
Los bisfosfonatos son un grupo de medicamentos que se
utilizan de forma rutinaria para tratar la osteoporosis,
una condición que debilita los huesos. Dentro de
esta categoría se encuentran medicamentos tales
como el alendronato, el clodronato, el editronato y el
pamidronato. Los bisfosfonatos también se han utilizado
para tratar a mujeres cuyo cáncer del seno se ha
extendido a los huesos, así como a pacientes con
mieloma múltiple, un cáncer que se origina
en la médula ósea. Estos medicamentos ayudan
a aminorar el dolor en los huesos, desaceleran el deterioro
óseo causado por el cáncer, reducen la hipercalcemia
(altos niveles de calcio en la sangre) y disminuyen el
riesgo de fracturas. Los mismos resultan más eficaces
cuando las radiografías muestran que el cáncer
metastásico parece estar adelgazando y debilitando
el hueso, y son menos eficaces cuando el tumor está
aumentando la densidad del hueso.
Estudios
recientes indican que estos medicamentos también
pueden ser beneficiosos para evitar que el cáncer
del seno se extienda a los huesos, así como a otros
órganos. El papel de los bisfosfonatos en el tratamiento
de pacientes con metástasis en los huesos debido
a otros tipos de cáncer es menos conocido. El pamidronato
(Aredia) es el bisfosfonato de uso más frecuente
en el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple
o metástasis en los huesos, y es el único
bisfosfonato aprobado por la Administración de
Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos para tratar
a estos pacientes. En la actualidad, se están probando
nuevos bisfosfonatos, tales como el ibandronato y el zoledronato,
para determinar si pudieran resultar aún más
beneficiosos.
Los
bisfosfonatos pueden administrarse por vía oral
o a través de una vena. Debido a que el sistema
digestivo no absorbe muy bien estos medicamentos, y debido
a que pueden causar irritación y úlceras
en el esófago, el tratamiento con bisfosfonatos
para la metástasis en los huesos suele administrarse
por vía intravenosa cada cierto número de
semanas.
Los
estudios clínicos han reportado que los efectos
secundarios más comunes son cansancio, fiebre,
náusea, vómito, anemia (niveles bajos de
glóbulos rojos) y dolor en los huesos o las articulaciones.
Sin embargo, muchos de estos efectos secundarios pueden
haber sido causados por el cáncer u otros medicamentos
que los pacientes estaban tomando. Pueden presentarse
dolores articulares parecidos a los que provoca la artritis,
así como dolores musculares, pero a menudo éstos
pueden aliviarse o evitarse con un analgésico ligero.
Medicamentos
contra el dolor:
Existen formas eficaces y seguras de tratar el dolor causado
por las metástasis en los huesos. En algunos casos,
éstas pueden comprender tratamientos que destruyen
las células cancerosas (quimioterapia o terapia
de radiación), que desaceleran su desarrollo (terapia
hormonal), o que reducen el deterioro del hueso (bisfosfonatos).
Si dichos tratamientos no logran aliviar el dolor, el
paciente deberá pedir que le den analgésicos.
Muchos pacientes dudan en pedir o aceptar analgésicos,
porque creen que pueden volverse dependientes, o que los
medicamentos les darán mucho sueño, y no
podrán continuar con sus actividades habituales.
En realidad, la dependencia es muy poco frecuente, la
somnolencia puede controlarse y, al no tener dolor, los
pacientes pueden concentrarse en las actividades que son
importantes para ellos.
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